DESCRIPCIÓN GENERAL DE SERRADILLA Y SU ENTORNO

Serradilla se ubica en la provincia de Cáceres. Al norte de la población se encuentra la Sierra de Santa Catalina, y al sur, a unos 4 km, el río Tajo.

En la actualidad el municipio cuenta con una población de 1637 habitantes (INE 2013), y su término municipal tiene 259 Km².

Plasencia es el centro comercial más importante y próximo, unos 40 km, y la capital de provincia, Cáceres, está a unos 60 km.

El clima de la zona se podría definir como mediterráneo, caracterizado por tener unos inviernos suaves y lluviosos, y unos veranos muy secos y muy calurosos.

Como ya se indicaba, el pueblo está en la falda de la Sierra de Santa Catalina, con alturas de 609 m. En determinados lugares de esta sierra existen enormes afloramientos rocosos de roca madre, concretamente de cuarcita, que origina unos espectaculares canchales que dan cobijo a numerosas especies animales, y que caracterizan enormemente el paisaje en la parte norte.

El clima influye, como es de suponer, en la flora de la zona, determinando las diferentes especies que podemos encontrar, que también serán diferentes según la orografía del terreno en la que se localizan.

En la zona de sierra, en su parte de umbría, las especies vegetales que predominan son alcornoques, pinos, madroños, lentiscos, y jaras. Esta última también está presente en las zonas de solana de la sierra, donde también podemos ver encinas, acebuches, almeces, romeros o aulagas. Ya en las zonas más llanas, predomina el ecosistema de dehesa. En este tipo de medio conviven especies naturales del entorno (encinas, alcornoques, jaras, tomillos,…) con especies cultivadas (cereales principalmente) y pastos para aprovechamiento ganadero. Así mismo, podemos encontrar la perfecta convivencia entre fauna autóctona (ciervos, jabalíes, conejos,…) y doméstica (vacas, ovejas, cabras o cerdos).

Entre la fauna silvestre que podemos descubrir en la zona de sierra, habría que destacar varias especies de gran importancia debido a la elevada población de las mismas en la zona y su escasez en el resto de la geografía española. Se trata de especies como el buitre negro y leonado, la cigüeña negra o el águila imperial, que aprovechan los canchales para ubicar sus nidos y vivir tranquilamente. Gracias a todos los factores que condicionan el entorno, tanto flora, como fauna u orografía, también se ha logrado identificar el la zona la presencia del lince ibérico, especie muy rara y en grave peligro de extinción.

Las especiales condiciones con que cuenta el entorno han hecho que a lo largo del tiempo esta zona siempre haya estado poblada. Existen muchas evidencias de pobladores prehistóricos, habiéndose encontrado restos de su paso como hachas, flechas, martillos, y otros útiles que empleaban en sus quehaceres diarios. Pero sin duda, lo más llamativo y fácil de ver, son las innumerables pinturas rupestres que encontramos en el sinfín de cuevas y refugios que proporcionan los afloramientos rocosos de la zona.

En Serradilla y sus alrededores todavía se pueden ver construcciones de origen romano que dan fe del establecimiento de esta cultura en la localidad. Existen fuentes, e incluso una manzana de viviendas cuyos cimientos son de origen romano. De hecho se denomina Rincón de Palermo, y todas las casas tienen unos huertos traseros con acceso a una noria, también de origen romano. También se han hallado por toda la zona restos de su civilización como ánforas, tégulas, monedas y otros objetos.

De la cultura visigoda no existen vestigios tan numerosos como de la romana, quizás porque fueron incorporados o destruidos por culturas posteriores como la árabe. Tras la invasión de estos pueblos norteafricanos, que fueron subiendo progresivamente hacia el norte de la península ibérica, la zona fue un importante enclave estratégico, principalmente bélico. Tanto la sierra como el río eran una importante barrera que servía para frenar el avance, tanto de los musulmanes hacia el norte, como de los cristianos hacia el sur. Debido a ello, podemos establecer el origen del castillo de Monfragüe, de origen árabe, y que servía como fortaleza y como punto de vigilancia de la zona, y por el cual guerreaban unos y otros constantemente. Este punto era de vital importancia, ya que era el paso fundamental de mercancías y personas en esta zona, y que servía de comunicación entre el norte y el sur. De hecho, a posteriori pasó a ser parte de la ruta seguida por ganaderos que trasladaban su ganado ovino y se denominó Cañada Real Trujillana.

A partir de la edad media, las poblaciones ya estaban establecidas prácticamente como han llegado hasta nuestros días.

Dentro de su término municipal se ubica la población de Villarreal de San Carlos, fundada por Carlos III en 1789 para proteger la zona del pillaje existente.